En los próximos días se podrá comenzar a recolectar los primeros frutos de las habas que se sembraron este otoño en el invernadero. Han alcanzado un crecimiento considerable, por lo que se estima que cada planta alargue la emisión de frutos durante un período bastante más largo que el de plantas cultivadas al aire libre (hay que tener en cuenta que en Santiago de la Espada por las temperaturas del invierno se retrasa mucho este cultivo).
Pero lo que pretende esta entrada del blog es poner de manifiesto la SIMBIOSIS existente entre las raíces de las habas y las bacterias del Género Rhizobium. Se explicó a un pequeño grupo de alumnos de 1º durante la práctica, para asegurar que llegue a tod@s se muestran las fotografías.
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| En la parte derecha del cuchillo se aprecian los nódulos fijadores de Nitrógeno |
Las habas aportan soporte (su raíz) a las bacterias y éstan fijan el Nitrógeno de la atmósfera para las plantas. De ahí el contenido en proteínas alto que tienen estos cultivos. Pues esa colaboración mutua es lo que se considera SIMBIOSIS, cada parte aporta lo que necesita la otra.
Todo ello es el fundamento del por qué se utilizan las habas (en floración, no después ni antes) como ABONOS VERDES. Es decir, se siembran y cuando alcanzan cierto desarrollo y están en flor, se siegan y se dejan secar en el mismo lugar donde han crecido. Posteriormente, se entierran.
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| Detalle de los nódulos |
Comienzan también los pulgones a querer colonizar las plantas con la ayuda de las hormigas, como no... Que quede claro, que éstas sólo hacen de medio de transporte a los pulgones. Por supuesto, éstos al excretar savia azucarada pagan el "viaje" a las hormigas con tan suculento alimento.
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| Ahí están los pulgones de las habas |
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